Y para ello, definiremos que es ser huevón.
Huevón dícese de el individuo que gusta de haraganear o de explorar el subconciente humano mediante la fácil y exhaustiva tarea de el reposo, que busca internarse en los preceptos más indefinidos de la pereza.
En este caso, en México el culto a la hueva es considerado como actividad nacional que todo mundo ha de experimentar alguna vez en la vida, ya que esto es más fuerte que cualquier ente viviente. Normalmente la práctica se lleva a cabo en los camiones, en la casa, en el trabajo, en la oficina, en la escuela, o en cualquier lugar que en donde se pueda. No importa si se trata de la bolsa de valores, el mexicano que se digne de hacerlo debe de estar echando la hueva. Un ejemplo claro es la filosofía de cinco miran y uno trabaja.
Ejemplos Aplicables:
- Y DE SEGURO YA TE ESTA DANDO HUEVA SEGUIR LEYENDO
Ser huevon no representa ningún problema. Todos nacimos con dicha condición como un talento natural. El problema es que tenemos que enfrentar, es como sobrevivir -con éxito- siendo huevón. Obviamente, ser huevón con éxito no se refiere a no hacer algo mientras que, en el refrigerador, sólo hay medio litro de leche y un jitomate para dar de comer a cuatro hijos. Huevón si, éxito, ¡Jamás!.
Si uno nace en una familia muy rica, los posibles problemas huevistas se reducen. Es obvio que, si uno acaba de recibir 10 millones de pesos de sus padres, el reto de sobrevivir siendo huevón, se facilita un poco.
Tener diez millones de pesos en el banco no le da a uno solamente el derecho de ser huevon, sino el derecho también de no tener que leer esto. Es irónico que aquel que tiene el dinero para éste libro, ¡No tendrá que comprarlo!
Pero este no es tu caso (ni el mío) ¿verdad?. Desafortunadamente, la gran mayoría de nosotros no nacimos en familia muy rica, ni tenemos 10 millones de pesos en el banco. Sin embargo, tenemos que enfrentar el serio problema de no fracasar siendo huevón. Hay mucha gente que es muy trabajadora y fracasa, ¡¿Qué nos espera a nosotros, los pobres huevones del mundo?¡
Creo que ya ha llegado el momento de resolver esta grave situación. Tenemos que encontrar la manera de echarla -Sin tener que pagar las consecuencias desagradables en el futuro- Hay que encontrar la manera de utilizar la hueva como un recurso humano, un ingrediente positivo, un dispositivo para superar, progresar y avanzar.
Ese es el reto…
Se me hizo tarde...No me alcanzó el tiempo...¿Cuántas veces lo has oído?¿Cuántas veces lo has dicho? ¿Cuántas veces te has quejado que nunca tienes suficiente tiempo para poder hacer todo lo que hay que hacer?
Tengo malas noticias: Vas a tener que aprender a caminar y mascar chicle simultáneamente para ahorrar tiempo, porque, en este planeta en que cual vivimos, sólo hay 24 horas en el día, y nunca vas a tener ni un minuto más. Si no tienes tiempo para realizar tus actividades ahora y, además, no cambias tu manera de hacerlas, nunca te va a alcanzar el tiempo porque no lo estas utilizando de manera eficiente. Cuidado con eso, ¡el tiempo es vida!. Junto con cada minuto perdido, se va un pedazo de tu vida también.
No vayas a llorar por cuanto mis sugerencias te van a hacer trabajar. Relájate. Los trabajos no van a aumentarla vida. Van a seguir siendo igual que antes. El chiste es hacer el trabajo de tal manera que te cueste menos esfuerzo.
Recuerda el tema de este libro. Se trata de cómo trabajar demasiado, me hubiera dado bastante flojera escribirlo.
Hay que ponernos a pensar en los superexitosos del mundo...¿Sus días contienen más horas que los tuyos?.No, ¿Verdad?. Si ellos pueden lograr algo, con el mismo tiempo, por supuesto que tú puedes lograrlo también. Ahora, ¿Te quejas de que vas a tener que trabajar?. De eso, no hay ninguna duda. Todos tenemos que trabajar, queramos o no - con o sin este manual- Lo que tienes que evitar es trabajar más de lo necesario. Si estás leyendo este libro, es fácil adivinar que esa es una de tus metas.
Unas de las grandes verdades de la vida es que todo se paga. Los trabajos se pagan de igual forma como las cuentas. Se pagan ahora o se pagan después. En el caso de las cuentas, lo que uno carga a su tarjeta de crédito, se paga después, pero, por los intereses, se paga más. Los intereses se acumulan y la cuenta sube.
Seguro que ya has aprendido que todo sale más barato si pagas de contado. Es doloroso para el codo, pero el dolor es menor que cuando lo tratas de posponer. Con la cuenta pagada, ya no piensas en el dinero. Ya no agonizas por cuándo la cuanta te va a llegar, o por cuánto vas a tener que pagar. Además, dos y tres meses después, no tienes que vivir con la angustia causada por los intereses.
Algo similar pasa con los trabajos. Trata de recordar algún trabajo que dejaste hasta el último momento. ¿Recuerdas cómo pasaste todo ese mes pensando en él? Pensando en ¿Cómo lo ibas a tener que hacer aunque no tuvieras ganas de hacerlo? Pensando en ¿Cuánto tiempo te ibas a tomar para elaborarlo? Pensando en ¿Si lo ibas a terminar a tiempo? Y cuando empezaste a hacerlo tres días antes de la fecha límite, ¿recuerdas la angustia? ¿Recuerdas como no podías salir a hacer otra cosa durante esos tres días? ¿Recuerdas como no podías pensar en otra cosa? Y ¿Cómo tu novio(a) se hartaba de ti? ¿Recuerdas los dolores de estómago por el miedo de que no ibas a terminar a tiempo? Y ¿Cómo no te atrevías a tomarte el tiempo ni para dormir? Y ¿Cómo tuviste que faltar dos días al trabajo? Y ¿Cómo te descontaron dos días de sueldo? ¿Acaso fue una verdadera felicidad? Pues no, ¿verdad? ¿quieres otra experiencia igual?
Hay otra manera de hacer las cosas. Imagínate que tienes un mes entero para completar un trabajo, pero que es un trabajo que no requiere más de tres días. Tienes dos opciones básicas para establecer un calendario de trabajo.
Es agonizar durante veintisiete días pensando en el trabajo y, finalmente, ponerte a trabajar en ello durante los últimos tres.
Uno no puede ser un verdadero huevón mientras piense en los trabajos que todavía tiene encima. El chiste de ser huevón no es solamente no trabajar. El verdadero huevón no vive con una lista de pendientes.
Ahora, ¿Qué tal si te echas ese trabajo como sea- y ya? Eso puede ser una gran tentación. El trabajo lo haces de la manera más rápida sin pensar en su calidad. Lo entregas, y ya. Pero ¿Qué tal si te lo regresan para que lo hagas bien? ¿Cuánto tiempo te ahorraste? No mucho, ¿verdad? En realidad, te va a terminar costando el doble de tiempo, ¿verdad?
Eso nos lleva a la siguiente ley de la vida huevona: Hay que hacer bien las cosas la primera vez- para no tener que hacerlas una segunda vez-
Toma menos tiempo hacer algo bien, que tener que hacerlo dos veces. Pasa exactamente lo mismo que con los productos. ´¿Recuerdas los zapatos que te iban a costar trescientos pesos pero, por codo, te compraste otros de cien? ¿Recuerdas como se deshicieron por la lluvia? –Y ¿Cómo, finalmente, regresaste a la tienda a comprar los de trescientos? ¿Recuerdas que terminaste pagando cuatrocientos pesos en vez de trescientos? ¿Recuerdas como tu mamá siempre te decía que lo barato cuesta caro? Eso es una de las leyes de la vida –Siempre y con todo- con los productos y con los trabajos-con las cosas y con el tiempo.
Si piensas que nada de eso importa porque, malinchista que eres, todo el trabajo importante, igual como los inventos significantes del mundo, se hace en el llamado primer mundo, ponte a pensar otra vez. Casi todos nosotros aquí en México sufrimos de la tendencia de pensar que los países industrializados producen más solamente porque tienen más ventaja. No hay manera de negar que la gente de los Estados Unidos , de Europa Occidental y de Japón sí han logrado mucho. Pero debemos tomar un momento para analizar por qué.
Con el clima que tuvimos antes en el Distrito Federal ¿Quién hubiera tomado la molestia de inventar el sistema de calefacción o de aire acondicionado? Si los mexicanos no inventaron los sistemas de calefacción o de aire acondicionado ¿es posible que fue debido a una simple falta de necesidad?
Ahora, dices que la aspiradora, que el horno de microondas, que la batidora, que la lavadora de ropa…En México mucha gente tiene la ventaja de la servidumbre. La servidumbre cuenta tanto como una parte de la vida cotidiana que hasta existe un dicho que dice que la muchacha no trae la felicidad a la casa, pero, cuando ella se va, se la lleva consigo.
Ahora, debe ser obvio porque los aparatos domésticos llegaron a los Estados Unidos mucho antes que a México. Sin embargo, en México, ya han llegado a ser comunes también. Se popularizaron paralela y proporcionalmente con la desaparición de las criadas.
Mis alumnos siempre se sorprenden cuando les dejo usar el mismo trabajo de investigación que les dejó otro maestro en su clase. Les explico que, si el tema del trabajo es propio para dos materias, prefiero que utilicen su tiempo para producir un buen trabajo y completo, que partir su tiempo – y los resultados- en dos medios esfuerzos. Se les dificulta comprender que sí se vale no sufrir el doble, y siempre muestran una expresión de sorpresa.
Sospecho que el sentido de shock es debido a un cierto sentido de culpabilidad. Las memorias de mi propia niñez me lo hacen pensar, y, seguramente, no soy el único que creció creyendo que no hacer un trabajo de la manera más larga y dolorosa iba traer un serio castigo.
Para los que todavía no se han dado cuenta, no hay premios en esta vida por trabajar doble. El que trabaja diez horas en un día no necesariamente gana lo doble que el compañero que trabaja cinco. Por cierto, no es raro que gane más que él con diez. En realidad, no hay relación infalible entre el horario y las ganancias. Si uno esperara ganar por lo que en realidad haces muchos de nosotros ganaríamos lo justo, por que aprendemos a esforzarnos menos cuando vemos que no hay resultados confiables en nuestro trabajo, en lugar de aumentar nuestra calidad de trabajo, y no estoy diciendo aumentar el tiempo, si tu produces calidad se reduce el tiempo y la ganancia es mas significativa.
No son los procesos los que ganan los premios, sino los resultados. En tu oficina no te van a felicitar porque te quedaste trabajando hasta las dos de la mañana, en especial si fue por un trabajo que no requería tanto tiempo. Es más probable que te vean como un idiota. Acuérdate que lo que cuenta son los resultados. Si puedes llegar a los mismos resultados en la mitad del tiempo, ¡Que bueno!
No todos sufren de la impresión que, para ganar en la vida, hay que trabajar muy duro. Pero son precisamente los que se creen muy huevones los que pierden una verdadera oportunidad para sacar el máximo provecho de la flojera. Todo lo bueno en esta vida requiere de un cierto sacrificio al principio. La flojera no es una excepción, y, como para todo lo bueno, hay que organizarse para ella también.
La mera palabra “organización” da nervios a muchos. Suena a algo que requiere mucho trabajo, y, por eso, los huevones no intentan hacerlo. Lo que uno tiene que aprender es que, en realidad, la “organización” es un término administrativo que se usa para referirse a la prohibición de reinventar la rueda varias veces. Su propósito es establecer los sistemas que faciliten todos los futuros trabajos del mismo tipo para que, en el futuro, uno pueda trabajar menos.
Lo que quiere decir “reinventar la rueda” depende en parte del área de tiempo que trabajas. Todos los trabajos tienen sus trucos para ahorrarse tiempo y esfuerzo. Por ejemplo, yo he trabajado en escuelas durante muchos años. Mis colegas a veces ven con cara fea porque piensan que ellos trabajan mucho más que yo- ¡Si, es cierto! Yo logro lo mismo que muchos pero tengo que confesar que ellos trabajan más que yo. ¿Porque? Cada vez que invento una nueva tarea, un diferente tipo de examen, un nuevo tipo de trabajo para mis alumnos, archivo un plan detallado de exactamente lo que hice y como lo hice la primera vez-con los materiales que después puedo fotocopiar. En las ocasiones subsecuentes, sigo mi plan original, fotocopio los materiales que necesito- y ya Eso no quiere decir que hago todo, exactamente, de la misma forma año tras año. Si, cambio ciertas cosas e introduzco nuevos elementos también, siempre dejando un record de estos cambios. Pueden pasar tres años sin repetir un cierto examen o trabajo, pero cuando lo quiero usar de nuevo, en su forma original o cambiada, siempre lo tengo a la mano. Nunca sufro por no poder recordar que fue o como fue- y no me mato en un intento de reinventarlo.
He notado que varios de mis colegas no hacen esto. Parece que los que no lo hacen son los menos aficionados al trabajo, los que se creen muy huevones. Dicen que dejar todo organizado requiere demasiado tiempo, trabajo y esfuerzo. Irónicamente, terminan trabajando mucho más. Cada vez que se embarcan en un proyecto, tienen que empezar desde el primer paso. Si ha pasado tiempo desde la última ocasión, les cuesta aún más trabajo por tratar de recordar como lo hicieron la última vez.Si no lo pueden recordar- y es frecuente que no- tienen que inventar todo un nuevo método. El nuevo método puede ser bueno, o puede ser inferior al proyecto olvidado. No hay manera de predecir. Es fácil pensar que trabajar más produce mejores resultados, pero, como hemos aprendido de la verdad de la vida número 7, eso no es necesariamente cierto. Los mejores resultados pueden desaparecer con el olvido.
Los trabajos son difíciles. Ser maestro o ingeniero, contador o actor son trabajos muy distintos, pero el principio es el mismo para todos. No existe un trabajo que o se puede aprovechar de un archivero y buen bonche de folders. Las amas de casa eficientes lo hacen con sus recetas. Las archivan inmediatamente. Así como los administradores más eficientes de los negocios, saben que él no archivar una buena idea luego, puede resultar en la perdida de la idea, o por lo menos, en la pérdida de tiempo. Entienden los peligros de pasarla de un lugar a otro. Saben que lo más seguro es nunca tocar un papel más de una vez. Las cocineras no tan eficientes desperdician su tiempo buscando las recetas perdidas. No encontrarlas puede resultar en comidas no tan sabrosas. Si organizarse facilita la vida de la ama de casa, ¿no puede facilitar las vidas de los ingenieros y los contadores también?
Un gran peligro que debes evitar es sobreproteger los sistemas que has establecido porque tienes miedo de que alguien pueda aprovecharse de ellos y quitarte tu trabajo. Esta lógica sirve únicamente para los que no tienen planes de subir a puestos más atractivos. Los que tratan de proteger sus trabajos haciendo todo con sus propias manos pueden quedarse en el mismo puesto durante toda la vida. Hacer eso es pensar solamente en el presente y no ver hacia el futuro.
El jefe más exitoso que yo he tenido fue un señor que delegaba casi todo el trabajo de los otros. Entonces, preguntas tú, ¿Cómo es posible que el fuese un éxito? Porque bien sabía quién tenía el talento para hacer el tipo de trabajo. A eso, precisamente, se debe el éxito en el mundo: saber seleccionar a la gente apropiada para llevar a cabo el trabajo, y, también, saber en quien confiar para los consejos.
Es una de las grandes ironías de la vida: El que hace todo se queda en donde está. El que pasa un poco de su bulto a otros es el que recibe el premio. Mientras más haces, menos subes.
No parece justo, pero así es. Para tener éxito ¡Hay que ser huevón!
El huevón propiamente tal: es un individuo que ademas de ser tonto, es imbécil.
El huevón callado:
es el huevón que no habla por no cagarla.
El huevón crítico:
es la especie mas comun en México, todo lo encuentra malo, y cuando se le pide que proponga soluciones, contesta puras huevadas.
El huevón trabajador:
el que se la pasa trabajando mientras los demas se tiran las hueas.
El huevón estudioso:
es aquel que no tendría nada de malo, si no fuera que por aprender, siempre tiene que huevear preguntando a los demas.
El huevón pesado:
es aquel que hace bromas de mal gusto y se rie solo . A este tipo, el dia menos pensado le llega un aletazo en el hócico, por huevón.
El huevón telescópico:
es aquel que de lejos se nota que es huevón.
El huevón alegre:
quedan muy pocos ejemplares en México, es el tipo que mientras mas cagado esta, mas contento vive.
El huevón cínico:
El huevón optimista:
es aquel que piensa que no es huevón.
El huevón a toda raja:
es un huevón múltiple, hace todas las huevadas que los demas dicen que no se pueden hacer.
El huevón distinguido:
El huevón panochon:
es aquel que tiene de todo y cree que puede arreglar todo a golpes, pero no tiene cerebro, tambien se le conoce por huevón aniñado.
El huevón pesimista:
es el tipo que cree que solo el es huevón.
El huevón desgraciado:
es aquel tipo ampliamente carajo, que después de cagarla ni se urge.
El huevón ceremonioso:
es aquel individuo que para todo tiene una forma, hasta para hacer huevadas tiene su modo.
El huevón rabioso:
es el tipo que odia la colectividad humana, siempre anda hirviendo y cuando se le saluda simplemente responde: La Tuya!.
El huevón líder:
es aquel que lo siguen todos los huevones.
El huevón con personalidad:
es aquel tipo que sabe que es huevón, pero no le importa.
El huevón ocioso:
corresponde a todos los autores de huevadas como esta.
El huevón creativo:
es el tipo que siempre anda inventando nuevas huevadas.
El huevón imaginativo:
es similar al anterior, siempre anda imaginando huevadas novedosas.
El huevón amigable:
es aquel que se hace amigo de todos los huevones.
El huevón detallista:
es el tipico individuo que siempre anda buscando mas huevadas para agregarle a las cosas.
El huevón distraido:
es el tipo que comienza estirandose y acaba echandola
El huevón vivo:
El super huevón:
es el huevón, tan recontra huevón, que casi no debiera ser incluido en esta clasificación.
El ultra huevón:
es un super huevón, pero mejorado, osea, mas huevón aun.
El huevón fluorescente:
es aquel que hasta en la oscuridad se nota que es huevón.
El huevón sangre azul:
es el que es hijo y nieto de huevones.
El huevón inconciente:
es aquel que acepta que se le incluya en cualquier huevada que se le proponga y cuando la caga simplemente dice : se acabo la huevada!.
El huevón amargado:
es el tipo que se queja de todo y de todos, se queja hasta del olor de su propias patas.
El huevón odioso:
es aquel tipo tan pesado, que donde vaya lo tratan mal por huevón.
El huevón inocente:
es aquel que no tiene idea que es huevón.
El huevón introvertido:
nunca cuenta las huevadas que le pasan.
El huevón soñador:
es el tipo que sueña con ser mas huevón.
El huevón buena onda:
es el tipo que acepta todas las tallas y jamas se enoja, aunque lo traten de huevón.
El huevón enciclopédico:
es aquel que sabe un monton de huevadas.
El huevón consejero:
es aquel individuo que trata siempre de ayudar al prójimo aconsejando puras huevadas.
El huevón mentolatum:
es aquel que sirve para solucionar cualquier huevada.
El huevón bolsero:
es una especie comun en México, y corresponde a aquel individuo que siempre te caga pidiendote favores al por mayor, y cuando uno le pide dice; es que hoy no traigo.
El huevón incapaz:
es aquel que no es capaz de hacer ninguna huevada bien.
El huevón monárquico:
es el que se cree el rey de los huevones.
El huevón malo:
es el tipo que huevea a todo el mundo por el puro gusto de joderlos.
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