Convencidos de que la terrible enfermedad se transmitía a través del mal olor que ella provocaba , los médicos colocaban dentro del largo pico varias hierbas aromáticas con las que pretendían purificar o neutralizar el aire corrupto.
Los anteojos negros operaban como barreras mágicas contra el "mal de ojo", ya que las pestes eran consideradas plagas malditas.
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