- Se valoran a sí mismos más negativamente que los demás
- Sienten que tienen más problemas, y que son más impopulares y menos felices que los niños de su edad.
Esto puede deberse a diferentes motivos:
- Sus dificultades para controlar su conducta hace que tenga problemas en sus relaciones con los demás (amigos, compañeros de clase, hermanos...) y por lo tanto, sentirá que sus habilidades sociales son insuficientes.
- El niño con TDAH, generalmente con bajo rendimiento escolar, se compara con sus compañeros y amigos, y se da cuenta, por ejemplo, de que ha necesitado toda la tarde para resolver un trabajo que sus amigos hicieron en una hora.
- Estos niños suelen equivocarse más que el resto. Se esfuerzan en hacer bien las cosas, en agradar a los demás, pero los resultados no siempre son satisfactorios y suelen cometer más errores que los otros, incluso cuando se esfuerzan más.
- A raíz de este esfuerzo sin éxito se sienten frustrados, ya que “todo lo que hago me sale mal.”
- A menudo deben enfrentarse a actividades que les exigen poner más atención o autocontrol del que poseen, aumentando así su sensación de frustración o fracaso.
- Es muy difícil educar a un niño con TDAH. En unas ocasiones se comporta de forma muy inteligente y madura, y en otras, parece dos años más pequeño. Esto desconcierta a los padres; con frecuencia se enfadan con él y le regañan, dándole información negativa sobre su comportamiento.
- Tras hacer mal algunas tareas, los adultos dejan de darle responsabilidades por miedo a que no las cumplan. De esta forma, el niño comienza a sentirse incapaz e inseguro.
- Dice “no lo pienso hacer, esto es una tontería, es demasiado fácil”. En este caso, el niño se enmascara haciéndose el prepotente; sin embargo expresa de forma encubierta que lo que se le pide le resulta difícil. Es importante no confundir a este niño con uno que posea una elevada autoestima.
- Al decir “lo haré después, ahora no puedo”, intenta evitar la tarea, no expresa abiertamente sus dificultades y trata de esconder su sensación de incapacidad.
- “No lo quiero hacer, pues me cuesta y no lo conseguiré”. Con esta frase, el niño expresa abiertamente sus dificultades.
- Utilice el elogio, teniendo en cuenta sus dificultades y el grado de esfuerzo que ha empleado, y comente todos los aspectos positivos de su conducta. Anímelo, reconozca sus intereses y dele atención positiva. Recompénselo cuando cumpla con sus expectativas y asegúrese de que no sólo se sienta apreciado, sino que sepa que es especial para usted.
- Busque un espacio para hablar acerca de lo que ha ocurrido en el día e invítelo a actividades especiales (como ir con sus hermanos a tomar un helado o al parque).
- También es importante que muestre interés y asista a las actividades en las que participe (escolares, deportivas, artísticas, etc.), reconociendo ante los demás su esfuerzo y sus aportaciones. Todo esto le ayudará a sentir que es valorado y querido, a pesar de su inatención o hiperactividad.
- Esto servirá para mejorar su comunicación con él. Intente sustituir el verbo “ser” por el verbo “estar”. Por ejemplo, en lugar de decirle, “eres un desordenado”, dígale “tu habitación está desordenada”. De esta forma usted le demuestra que su conducta es incorrecta, sin atacar su autoestima.
- Es importante que le ofrezca la oportunidad de asumir responsabilidades en el hogar, mediante actividades que le hagan sentir útil e importante. Puede empezar ofreciéndole actividades en las que usted sabe que puede conseguir éxitos, como darle comida al perro o gato, cortar el césped poner la mesa.
- También puede alternar con los hermanos los quehaceres del hogar, la oportunidad de decidir a qué restaurante de comida rápida visitar o el privilegio de ocupar el asiento delantero del automóvil.
- Algunos niños con TDAH pueden sentir que no hacen nada bien y que nada de lo que hagan complacerá a nadie. Algunos comportamientos normales en algunos niños, como permanecer quieto durante mucho tiempo, pueden costarle a su hijo mucho trabajo. Es importante que usted tenga en cuenta este esfuerzo, lo elogie y lo premie.
- También puede alentar a su hijo en aquellas áreas en las que ha demostrado una habilidad especial, como el deporte, la música o contar historias. Estas habilidades pueden convertirse en una fuente de orgullo y logros, e incluso pueden llegar a ser más importantes en la vida del niño que sus propias dificultades. Asegúrese de que sienta que es bueno y que esto lo haga sentir valioso.
- Es posible que al realizar su tarea escolar, su hijo se olvide de escribir la respuesta a una pregunta, o le falten números en una cuenta. Cuando le demuestre su error, explíquele que este no ha ocurrido por una cuestión de inteligencia, sino por una distracción.
- Hágale saber que comprende sus sentimientos y que puede ayudarle a que entienda que todos tienen dificultades en algunas áreas y capacidades en otras.
- Evite las ironías o comentarios como “eres un inútil”, “haces todo mal” o “eres un irresponsable”, ya que ridiculizan el comportamiento del niño y le hacen sentir que no vale para nada.
- Su hijo puede ayudar a los niños más pequeños en el vecindario (cuidándolos o protegiéndolos, por ejemplo) y en la escuela (sirviendo de ayudante a maestros de niños menores). De esta forma, su hijo se sentirá competente y capaz de hacer una diferencia en la vida de los demás.
- Deje que su hijo escoja y dirija el juego o actividad y, si no es demasiado obvio, deje que él o ella gane
- El niño debe entender que los errores no son fracasos, sino pasos importantes en el proceso normal de aprendizaje. Para ello, es importante que usted sea el primero en demostrar cómo aceptar errores y obtener provecho de ellos.
- Además, usted deberá adoptar expectativas realistas en cuanto a lo que se puede esperar de su hijo en determinadas situaciones.
- Evite reaccionar excesivamente a los errores del niño, explíquele que todos pueden sentir miedo de cometer errores y hable de sus propios errores con sinceridad.
- Reconozca las habilidades y los logros de su hijo antes de corregir los errores.
- Antes de intentar mejorar el sentido de seguridad personal del niño, son los adultos los que deben cambiar su manera de verle. Usted deberá separar al niño de la conducta, y luego separar al niño de la discapacidad.
- Aprenda a valorar a su hijo como persona, no solo sus éxitos y competencias.
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