Curiosamente los 7 Pecados Capitales no son mencionados en la biblia, sino 3 siglos después de que se escribiera el nuevo testamento. Fue en el año 375. d. C. cuando el monje Evagrio Póntico o Evagrio el Monje, también apodado El solitario (345-399),
Fue el autor de la primera lista de pecados capitales que se conoce, denominados por él, vicios malvados. En lugar de siete, como varios siglos después instauró San Gregorio Magno, los pecados nombrados por Evagrio Póntico eran ocho: gula o gastrimargia, lujuria o fornicatio, avaricia o philargyria, tristeza o tristitia, vanagloria o cenodoxia, ira, orgullo o superbia y apatía o acedia.
La Iglesia católica romana divide los pecados en dos categorías principales: "veniales", aquellos que son relativamente menores y pueden ser perdonados a través de cualquier sacramento de la Iglesia; y los pecados "capitales" o "mortales", los cuales, al ser cometidos, destruyen la vida de gracia y crean la amenaza de condenación eterna a menos que sean absueltos mediante el sacramento de la confesión, o siendo perdonados después de una perfecta contrición por parte del penitente.
Listado de los siete pecados capitales en el mismo orden que utilizó el papa romano san Gregorio Magno (circa 540-604) en el siglo VI.
A continuación la descripción de cada una de ellas:
Descripcion: La lujuria es usualmente considerada el pecado que incluye pensamientos o deseos obsesivos o excesivos de naturaleza sexual. La lujuria insatisfecha puede llevar a compulsiones sexuales o sociológicas y/o transgresiones incluyendo (pero no limitadas a) adicción al sexo, adulterio y violación. El criterio de Dante era el "amor excesivo por los demás," que por consecuencia sería amor y devoción a Dios como un segundo. Sin embargo, la lujuria y el amor son cosas distintas; mientras que un amor genuino y desinteresado puede representar el más alto nivel de desarrollo y sentimiento de comunidad con otros en una relación humana, la lujuria puede ser descrita como el deseo excesivo por la liberación sexual. Entonces, la otra persona puede ser vista como "medio para un fin" para la satisfacción de los deseos del sujeto, convirtiéndose en un objeto en el proceso. En el Purgatorio de Dante, el penitente camina entre flamas para purgarse a si mismo de pensamientos lujuriosos.
Asmodeus |
Virtud Opuesta: Castidad
Gula
Descripcion: Actualmente la gula o glotonería se identifica como el consumo excesivo de comida y bebida, aunque en el pasado cualquier forma de exceso podía caer bajo la definición de este pecado. Marcado por el consumo excesivo de manera irracional o innecesaria, la gula también incluye ciertas formas de comportamiento destructivo. De esta manera el abuso de substancias o las borracheras pueden ser vistos como ejemplos de gula. Los penitentes en el Purgatorio eran obligados a pararse entre dos árboles, incapaces de alcanzar y comerse las frutas colgando de las ramas de estos y por consecuencia se les describía como personas hambrientas. También es cuando las personas no les importa nada más que la comida.
Belcebú dibujado por Collin de Plancy |
Demonio Asociado: Beelzebub; derivado de Baal Zebub o más propiamente Ba‘al Z'vûv, (en hebreo בעל זבוב, con muchas ligeras variantes), que era el nombre de una divinidad filistea Baal Sebaoth (Deidad de los ejércitos) en hebreo. Adorada en épocas bíblicas en la ciudad filistea de Ecrón; la cual posteriormente sería asimilada a la tradición cristiana.
Castigo Para los pecadores: Forzado a comer ratas, sapos, lagartijas y serpientes vivas, segun el poeta Dante Alighieri en su libro la divina comedia, los pecadores de Gula son destinados a un lago sinuoso y una lluvia pesada, siendo devorados por Cerbero, fiel can de tres cabezas.
Virtud Opuesta: Templanza
Avaricia
Descripcion: La codicia es, como la lujuria y la gula, un pecado de exceso. Sin embargo, la codicia (vista por la Iglesia) aplica sólo a la adquisición de riquezas en particular. Tomás de Aquino escribió que la codicia es "un pecado contra Dios, al igual que todos los pecados mortales, en lo que el hombre condena las cosas eternas por las cosas temporales." En el Purgatorio de Dante, los penitentes eran obligados a arrodillarse en una piedra y recitar los ejemplos de avaricia y sus virtudes opuestas. "Avaricia" es un término que describe muchos otros ejemplos de pecados. Estos incluyen deslealtad, traición deliberada, especialmente para el beneficio personal, como en el caso de dejarse sobornar. Búsqueda y acumulación de objetos, robo y asalto, especialmente con violencia, los engaños o la manipulación de la autoridad son todas acciones que pueden ser inspirados por la codicia. Tales actos pueden incluir Simonía.
Demonio Asociado: Mammon
Castigo: Colocado en aceite hirviendo
Virtud Opuesta: Generosidad
Ira
Descripcion: Como la codicia, la envidia se caracteriza por un deseo insaciable, sin embargo, difieren por dos grandes razones: Primero, la codicia está más asociada con bienes materiales, mientras que la envidia puede ser más general; segundo, aquellos que cometen el pecado de la envidia desean algo que alguien más tiene, y que perciben que a ellos les hace falta. Dante define esto como "amor por los propios bienes pervertido al deseo de privar a otros de los suyos." En el Purgatorio de Dante, el castigo para los envidiosos era el de cerrar sus ojos y cocerlos, por que habían recibido placer al ver a otros caer.
- Nos entristecemos por el cargo, potestad o bienes materiales alcanzado por quien no los merece y podría hacer mal uso de esa autoridad causando grave daño a sus semejantes.
- Sentimos insatisfacción por los bienes que posee quien no los merece y en vista de que nosotros le daríamos mejor fin. Por ejemplo, el que abunda en riquezas haciendo mal uso de ellas: los avaros que no hacen uso de sus bienes ni para beneficio propio ni para el de los demás.
- Otras veces, nos entristecemos, no tanto de lo que el otro posee como del hecho de que nosotros carecemos de ese bien, si esta constatación nos muestra el tiempo y las oportunidades perdidas y alienta nuestro propio sentido de superación.
Soberbia
- La Vanagloria: es la complacencia que uno siente de sí mismo a causa de las ventajas que uno tiene y se jacta de poseer por sobre los demás. Así mismo, consiste en la elaborada ostentación de todo lo que pueda conquistarnos el aprecio y la consideración de los demás.
- La Jactancia: falta de los que se esmeran en alabarse a sí mismos para hacer valer vistosamente su superioridad y sus buenas obras. Sin embargo, no es pecado cuando tiene por fin desacreditar una calumnia o teniendo en miras la educación de los otros.
- El Fausto: consiste en querer elevarse por sobre los demás en dignidad exagerando, para ello, el lujo en los vestidos y en los bienes personales; llegando más allá de lo que permiten sus posibilidades económicas.
- La Altanería: Se manifiesta por el modo imperioso con el que se trata al prójimo, hablándole con orgullo, con terquedad, con tono despreciativo y mirándolo con aire desdeñoso.
- La Ambición: Deseo desordenado de elevarse en honores y dignidades como cargos o títulos, sólo considerando los beneficios que les son anexos, como la fama y el reconocimiento.
- La Hipocresía: Simulación de la virtud y la honradez con el fin de ocultar los vicios propios o aparentar virtudes que no se tienen.
- La Presunción: Consiste en confiar demasiado en sí mismo, en sus propias luces, en persuadirse a uno mismo que es capaz de efectuar mejor que cualquier otro ciertas funciones, ciertos empleos que sobrepasan sus fuerzas o sus capacidades. Esta falta es muy común porque son rarísimos los que no se dejan engañar por su amor propio, los que se esfuerzan en conocerse a sí mismos para formar un recto juicio sobre sus capacidades y aptitudes.
- La Desobediencia: es la infracción del precepto del superior. Es pecado mortal cuando esta infracción nace del formal desprecio del superior, pues tal desprecio es injurioso al mismo Dios. Pero cuando la violación del precepto no nace del desprecio sino de otra causa y considerando la materia y las circunstancias del caso, puede ser considerada una falta menor.
- La Pertinacia: consiste en mantenerse adherido al propio juicio, no obstante el conocimiento de la verdad o mayor probabilidad de las observaciones de los que no piensan como el sujeto en cuestión.
Belfegor; o demonio del medio día. |
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